domingo, 3 de abril de 2011

Tai Chi Chuan


El Tai Chi Chuan es la disciplina cuyo fin es el principio, y de cuya fuente brotan las aguas del fuego infinito.

Silencio del Espíritu

Relajación del Cuerpo y

Equilibrio del Alma.

viernes, 7 de enero de 2011

Estrellas en la noche


En medio de la oscuridad, una estrella con pálida luz brilla solitaria. Es la conciencia que pasó del otro lado. Al comienzo, luego de atravezar el portal está la soledad. El silencio. La noche inmensa y uniforme.
Con el tiempo los ojos se van acostumbrando a las sombras y hallan donde antes no veían nada un rayo de luz que les permite ver en las penumbras. Con el tiempo comienza a distinguir que en ese cielo en donde ahora habita hay mas seres. Ve a lo lejos, estrellas que con pálida luz tambien resplandecen.
Otra vez la conciencia mora en el valle. Todo el conocimiento de los logros anteriores no sirven para este universo infinitamente más complejo y profundo que el anterior. Pareciera como si lo que el ser aprendió no sirviera de nada aquí. Y esta sería la realidad, sino fuera porque de no haber pasado por las experiencias anteriores no le hubiera sido posible acceder a esta gran noche en donde ahora habita.
Primero es una luz, a la que con el tiempo se suman más. Envueltas en las tinieblas el ciclo recomienza su curso. El transcurso en ese nuevo universo irá mostrando las claves de la trascendencia. Mientras tanto la acción es la única herramienta que el ser tiene para saber cuales son esas nuevas claves de conocimiento.
Desnudo y sin habla comienza un nuevo ascenso a la montaña sagrada. Sin memoria de lo que fue renace en una nueva realidad. Los mitos griegos dan una imagen de este tránsito en la fábula del río Leteo. Quien bebe de sus aguas olvida todo su pasado. Así quien entra a una nueva realidad olvida todo y recomienza su vida. Sin embargo este ensueño de un insatante a otro comienza a disiparse y nuevamente se le presenta al ser la posibilidad de abrir el portal que lo conduzca mas alla de donde se encuentra. Y asi, de ciclo en ciclo las conciencias viajan por el universo infinito sin llegar nunca a un destino final, pues siempre detrás de cada puerta hay un nuevo universo para conocer.

lunes, 3 de enero de 2011

El Águila Invisible


Detrás de lo conocido está lo desconocido. Detrás del todo está la nada. De la unidad surgen los números y del cero la unidad.
El Águila Invisible es el universo desconocido. Es invisible para los que están del otro lado del velo, pero visible para aquellos que los han traspasado. Es lo absolutamente desconocido. Pero este absoluto es relativo a cada ser. Porque depende de donde esté parado cada uno será la porción de horizonte que percibirá. El espectro de percepción de la conciencia está en directa proporción con el dominio de sus vehículos. Quien solo domine su cuerpo físico verá cosas físicas. Quien pueda dominar su cuerpo energético comenzará a percibir formas de energía y asi con el resto de los vehículos, el astral, el mental, el intuitivo, el espiritual y el trascendente.
Pero pese a todo, siempre quedará un resto de universo que permanecerá vedado a su voluntad. Esa porción incognoscible, representa la nada omnipresente, el vacío primordial.
Ante el misterio inalcanzable las conciencias más espirituales se igualan con las más terrenales, y esta situación es la que engendra la humildad, tanto en una como en otras. Nunca serán hollados los secretos del universo en su totalidad. Siempre habrá una semilla de nada en cada instante, que con su sola presencia destruirá cualquier dogmatismo. La irrupción de lo incierto y el azar representan el advenimiento de un nuevo fuego transmutador, ya que todo el edificio que fue construído pacientemente a lo largo de muchos años, de un instante a otro, gracias a una nueva revelación o a un paso más alla de los esquemas preconcebidos, comienza a derrumbarse para dejar paso a una nueva estructura.
Al salir de un universo, un abismo se abre ante la conciencia, y al avanzar en ese abismo todos los sostenes se desvanecen. Los vehículos de manifestación que antaño le sirvieron para imponer su voluntad al universo se van desprendiendo uno a uno como los pétalos de una flor en su madurez, y de instante en instante el ser se va haciendo pura esencia en el abismo. El tiempo ya no existte,tampoco el espacio. Una brecha de inmensidad ahora es la realidad en un eterno presente ilimitado. Todo se borra. Todo deja paso al vacío. Cualquier sitio donde la conciencia se proyecte no devuelve ninguna imagen. No hay espejos. No hay límites. Solo la lejana sensación de haber sido devorado por algo. De haber entrado dentro de un organismo invisible que por algún motivo todavía no se ha dado a conocer.
El pasaje dentro de la nada es la caída dentro del Águila invisible, que al igual que su doble material es una totalidad solo que de naturaleza puramente espiritual, y por lo tanto imperceptible para los que moran en el barro de la materia.
El Águila invisible devora a las conciencias que se proyectan más alla de sus propios límites, sumergiéndolas en una nueva realidad ilusoria, solo que esta vez de naturaleza espiritual. Velos de luz, unos tras otros, para velar el resplandor de un vacío más profundo que el anterior.
En este sueño inconcebible permanecerá la conciencia por un lapso indefinido. Su despertar acontecerá pero bajo otra forma, en otro universo, bajo otras leyes. Habiendo alcanzado la cima de la montaña, despertará nuevamente el el valle, en medio del sombrío bosque, desnudo y sin habla.
Una antigua ley universal enuncia que quien haya subido a la montaña, debe volver al valle. Asi, en los viajes de las conciencias a traves del universo, todo lo que sube baja y todo lo que baja ha de subir. Esto no implica un estancamiento cirular sino que el valle al que arriba el ser luego de haber subido la montaña es de un nivel mas sutil que el valle que dejó. El desarrollo conciente se expresa en una espiral ascendente. Todo lo visible se hace invisible y todo lo muerto resucita. La polaridad universal, al traspasar las fronteras de su espectro de iradiación correspondiente a una frecuencia de conciencia determinada, se transmunta y convierte su polaridad horizontal en vertical. Antes lo positivo se complementaba con lo negativo. Luego, en un nivel más sútil positivo y negativo como emanaciones del todo, se complementan con la nada, emanación de lo desconocido. Dentro de la nada, habrá otro tipo de polaridad, pero de un nivel más sútil. Y así, de esa forma gradual, la realidad del universo se va sutilizando cada vez más hasta descubrir la morada de los dioses, y demás seres que habitan en las regiones celestes de este universo infinito.