viernes, 7 de enero de 2011

Estrellas en la noche


En medio de la oscuridad, una estrella con pálida luz brilla solitaria. Es la conciencia que pasó del otro lado. Al comienzo, luego de atravezar el portal está la soledad. El silencio. La noche inmensa y uniforme.
Con el tiempo los ojos se van acostumbrando a las sombras y hallan donde antes no veían nada un rayo de luz que les permite ver en las penumbras. Con el tiempo comienza a distinguir que en ese cielo en donde ahora habita hay mas seres. Ve a lo lejos, estrellas que con pálida luz tambien resplandecen.
Otra vez la conciencia mora en el valle. Todo el conocimiento de los logros anteriores no sirven para este universo infinitamente más complejo y profundo que el anterior. Pareciera como si lo que el ser aprendió no sirviera de nada aquí. Y esta sería la realidad, sino fuera porque de no haber pasado por las experiencias anteriores no le hubiera sido posible acceder a esta gran noche en donde ahora habita.
Primero es una luz, a la que con el tiempo se suman más. Envueltas en las tinieblas el ciclo recomienza su curso. El transcurso en ese nuevo universo irá mostrando las claves de la trascendencia. Mientras tanto la acción es la única herramienta que el ser tiene para saber cuales son esas nuevas claves de conocimiento.
Desnudo y sin habla comienza un nuevo ascenso a la montaña sagrada. Sin memoria de lo que fue renace en una nueva realidad. Los mitos griegos dan una imagen de este tránsito en la fábula del río Leteo. Quien bebe de sus aguas olvida todo su pasado. Así quien entra a una nueva realidad olvida todo y recomienza su vida. Sin embargo este ensueño de un insatante a otro comienza a disiparse y nuevamente se le presenta al ser la posibilidad de abrir el portal que lo conduzca mas alla de donde se encuentra. Y asi, de ciclo en ciclo las conciencias viajan por el universo infinito sin llegar nunca a un destino final, pues siempre detrás de cada puerta hay un nuevo universo para conocer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario